domingo, 27 de marzo de 2011

La noche oscura del alma


La noche oscura del alma

Cuando el alma se seca, sientes un vació muy grande. Te sientes aliada del tiempo, pasas como él, imperceptible. Él no se detiene, tú tampoco.

Ves como en una película, como pasan los años, como se te pasa la vida. Buscas en vano la fuente de los sentimientos y parece que esa fuente no fue echa para que tu bebieras.

Sin agua, sin aire y sin alimento, el amor se muere y el alma entra en su noche oscura, desgarrando el vestido del silencio, suplicando alguien a quien amar.

Intentas en vano arrancar el candado que aprisiona tu corazón, la llave se extravió hace tantos años …

Que sentido tiene la vida sino tienes con quien compartirla.

Miras en la profundidad de la nada y te das cuenta que eres como un reloj que no se detiene y que marcas tus horas para nadie.

Sientes que pierdes la capacidad de emocionarte, la capacidad de estremecerte, la capacidad de llorar, la capacidad de amar … el arco iris del alma no tiene color y te das cuenta de que te has convertido en tiempo, en tiempo que rasga el silencio y quiebra el alma cristalina.

Como el tiempo, te conviertes en observadora del amor ajeno, y sueñas que algún día volverá a amanecer y la noche oscura se desvanecerá llevándose con ella la soledad.

Tiñes tu mente de esperanza y alargas tu mano para abrir la puerta de tu corazón. El río interior de las lágrimas se desboca como un mar embravecido…

En medio de la desesperación buscas en los ojos extraños una isla donde perderte eternamente.

No encuentras ojos donde perderte, ni manos donde estremecerte… tu corazón susurra cansado "necesito amar"

El silencio se convierte en prisión de palabras que mueren con el tiempo. La soledad se convierte en la vieja amiga que acaricia tus pensamientos.

Dicen que el amor es el ala que Dios le da al alma para llegar a él… me siento ángel caído… ángel sin alas, que cuando intenta elevar el vuelo cae en la oscuridad de la noche…

Una luz me eleva a lo mas alto, siento unas alas curando mis heridas, ya no estoy en la negra nada, aun sin alas estoy muy cerca de Dios.

Oigo mi nombre en la lejanía, acunado por el viento y distanciado por el tiempo. Es la voz de mi corazón, templo donde se esconde el secreto del verdadero amor.

Mary Lorenzo ©



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