domingo, 27 de marzo de 2011

Carta a un corazón

Carta a un corazón


Amado corazón, lleno de heridas de guerra y recuerdos encerrados entre rejas, te he cubierto con una coraza y te he saturado con miedos y dudas. Te enterré en una urna de cristal y escondí la llave.

Deje de nutrirte con amor, con ilusión y también con dolor, el dolor despierta nuestra fuerza más salvaje, nuestra rebeldía y eso te hace luchar apasionadamente.

Te hice cobarde, te encerré en una urna de cristal irrompible para que nada ni nadie pudieran herirte y en mi ignorancia, te encerré con el recuerdo de quien mas te amo y mas te hirió.

Doce años en cautiverio, sin agua, sin sol, sin vida, secándote en una triste y lenta agonía.

Hoy vengo a liberarte, recordé que guarde la llave en el cajón mas profundo y recóndito de mí reino. Al sentir la llave en mi mano no pude evitar recordar cuando eras un mar en calma que disfrutaba de su libertad.

Los días que te mecía la brisa te mecías en la alegría, cuando el viento salvaje te debocaba sentías la pasión y la fuerza que te empujaba a romper sobre las olas, los días que el cielo se teñía de grises te tornabas melancólico, pero entonces llorabas, reías, saltabas y te sentías exultantemente vivo y todo el amor fluía y manaba de tu interior.

Te devuelvo la libertad, con ella entierro en el lugar más inhóspito e inalcanzable de este mundo, la urna y la llave que te mantuvieron preso durante doce largos y eternos años.

Tu libertad, así como la mía, llevan implícita la aceptación de que los pocos impulsos de vida que hemos tenido a lo largo de estos años se lo debemos agradecer a aquel que nos amo durante siete años. Él ha sido el bypass en estos años de soledad. La eternidad resulto un largo periodo de tiempo para llorarle.

Y ahora desde la libertad, quiero que vuelvas a enamorarte, quiero que vuelvas a sentir, a reír, a llorar, a sufrir, quiero que acaricies mis sentidos con tus fuertes latidos, quiero que te sientas vivo para poder sentirme viva yo también, abre tu puerta y dejar entrar el fluir de la vida y del amor, tienes mi promesa de que jamás volveré a interponerme en tu fluir.

Galopa hacia el infinito en busca de lo que tanto ansias

¡EL AMOR!

Mary Lorenzo ©



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