domingo, 27 de marzo de 2011

La esencia del ser


La esencia del ser


El mar es un cristal transparente que se tiñe de los colores del cielo. Hay días en que el mar reina con apacible quietud, otros días ruge con la bravura de un león, encrespando sus olas, expresado su rabia y su fiereza. He cerrado los ojos y me he convertido en mar sereno cuando soy feliz, rabioso cuando siento mi impotencia... He vuelto a abrir los ojos, ya no era mar, era otra vez un hombre, un ser ¿humano? Buena pregunta ¿Es humano provocar guerras, sembrar terror y crueldad, sembrar miseria, pisar al prójimo en beneficio propio? ¿Ser egoísta y avaricioso, ser capaz de matar sin razón, por un afán de poder y riqueza? Realmente esto es lo que nos diferencia de los animales, ellos matan para sobrevivir, nosotros por placer, por poder. Estos pensamientos me han causado terror, resulta patético pensar que incluso herimos a los que decimos amar con la excusa en los labios de "No quiero hacerte daño"

Surge una pregunta ¿Podemos cambiar la actitud del ser humano en bien de un mundo mejor? Aunque la pregunta real es más cruda, no es si podemos, es si realmente queremos.

Mientras unas minorías se implican en los problemas del mundo, una mayoría sigue fabricando armas, y sigue fomentando el consumismo, la competitividad, la envidia y el rencor. Nuestros niños crecen en un mundo carente de valores, donde se les lava el cerebro de cómo vestir, que pensar como actuar... si no entras en el juego te cuelgan una etiqueta por atentar contra la divina sociedad.

Nuestros adolescentes caen en un barco sin rumbo, drogas, prostitución, depresión, aislamiento, suicidio...

Este es el precio que hay que pagar por nuestra prepotencia y nuestra soberbia. Nos sentimos vacíos, inútiles, solos y nos ponemos la mascara de hierro para aparentar ridículamente lo que no somos.

Necesito huir de esta realidad, y de nuevo cierro los ojos, visualizo un punto de luz, esa fuente de energía Divina que no juzga, ese manantial que me hace sentir la fuerza de la verdadera vida. Empiezo a sentirme parte de ese todo y siento como mi alma se evade de mi cuerpo físico y flota hacia otra dimensión, una región de paz que me conforta y me consuela. Viajo a través del Universo, sintiéndome en paz conmigo misma, oigo voces susurrantes "Debes volver, hay mucho por hacer" Protesto, no deseo salir de esa calma, pero mi cuerpo físico empieza a tirar de mí y empiezo a descender, entrando bruscamente en la dura realidad.
Abro los ojos, mi ángel me mira con los ojos llenos de amor, de fe , de esperanza. El destello de sus ojos verdes me dice que aunque hay muchas batallas perdidas la guerra aun se puede ganar. Mi ángel, nacido de mis entrañas, que en silencio tiende su mano hacia mí, recordándome que el ser humano en esencia, es bueno, es puro, por eso los niños son increíblemente maravillosos. Tiende su mano hacia mí, con una cálida sonrisa que dice: "No te rindas, aun podemos salvarlo". Siento toda la fuerza a través de sus manos y una voz en mi interior me susurra "sigue luchando, estas muy cerca de encontrar lo que buscas"

El mar cristalino esta sereno y yo siento que mi rabia interior desaparece al encontrar en la limpia mirada de mi hijo, una Esperanza para este mundo.

Mary Lorenzo ©





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